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  • Foto del escritorSincio

Viena

Somos almas aventureras que nunca se cansan de viajar con lo que aquí te traemos una nueva excusa para que pidas unos días de vacaciones, hagas la mochila con lo justamente necesario y des rienda suelta a tus alas para seguir aprendiendo y disfrutando de todas las posibilidades que nos ofrece el planeta. En esta ocasión no nos vamos muy lejos así que no hace falta que lleves tanta ropa. ¿estas listo? ¡Date prisa, nos espera Viena!.

La capital de Austria es uno de los grandes destinos de centro europa. A escasas dos horas y media de España se encuentra una de las joyas del viejo continente, perfecta para visitarla en un largo fin de semana, o de, si tenemos tiempo, pasarnos una semana perdiéndonos por sus elegantes calles. Sea como sea, es un destino al que nunca te arrepientes de haber ido. Tanto si vas en verano a disfrutar del buen tiempo, las terrazas y los paseos al sol, como si lo haces en navidad para ver los mercadillos y las calles decoradas, Viena no te defraudará.

Lo primero a tener en cuenta son sus edificios, la arquitectura de todo el centro de la ciudad te evocará a una gran ciudad imperial, parecido a París, en la que pasean carrozas y se respira un aire monumental en todos los rincones. Si atraviesas la Ringstrasse, una avenida circular que rodea el centro de la ciudad, te dará la sensación de ir saltando de palacio en palacio, como si una película de disney se tratase. Ten cuidado, al doblar cualquier esquina te puedes encontrar enormes edificios con grandes puertas y ventanas, detalles labrados en oro o dragones escupiendo fuego mientras mueven su melena.



y es precisamente la zona interior que queda dentro de esa avenida circular la que más vida tiene, el centro de la ciudad y donde se sitúan las grandes tiendas comerciales, y avenidas llenas de turistas que hacen fotos a la impresionante fachada de la catedral de San esteban desde todos los puntos de vista posibles. Tranvias de un color rojo intenso, y mucho chocolate te acompañarán durante todo el paseo.


Y una vez que hemos visitado el centro de la ciudad, y dependiendo de la disposición de días que tengamos, podemos ir expandiendo nuestras visitas a lugares no céntricos pero igual de espectaculares. El primero el palacio Schonbrunn, un inmenso recinto, lleno de vegetación, flores y lagos, presidido por un impresionante palacio que sin duda es una visita obligada que nadie se puede perder. La ópera, donde se realiza el famoso concierto de año nuevo, las famosas casas de colores de Hundertwasserhaus o la icónica noria del parque prater son otro de los nombres a añadir de una ciudad en la que cada rincón es especial.

Una ciudad que no te debes perder y que tiene en el desorbitado precio de muchos de sus alimentos y necesidades básicas el mayor de sus contras, pero que si te organizas bien consigues disfrutar y enamorarte de sus aspecto imperial. Así que no lo dudes y empieza una nueva aventura. Mientras nosotros estaremos preparando el próximo destino. Apetece algo italiano, ¿no?.

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