Como diría David Broncano: “está feo”. Está feo que alguien de Cantabria diga que Cantabria es un paraíso pero más feo está todavía mentir. Tiene playa, montaña, naturaleza, animales, lugares para salir de fiesta, lugares para perderte en pareja, o con amigos, ciudades preciosas, su gente es maravillosa y por supuesto la comida es excelente. Si vas a Cantabria a veranear alguna vez y quieres comer algo típico, atento a este menú improvisado. Esto sí que no está feo.
- Cocido Montañés
El plato más significativo de Cantabria. Hay dos tipos de Cocido Montañés: el de la zona de Cabuérniga que se prepara con alubias blancas, berza, costilla adobada, tocino, chorizo y morcilla. Y el de la zona de Liébana que se compone de garbanzos, patatas, cecina, chorizo, tocino y hueso de rodilla. Cualquier de las dos opciones es una buena forma de reponer fuerzas y disfrutar de una jornada de montaña por los preciosos ‘praos’ de nuestra comunidad.
- Anchoas
El producto específico más conocido de Cantabria, probablemente. La difusión que Miguel Ángel Revilla le ha dado en los medios de comunicación y la cercanía de Santoña, principal lugar de producción, con el País Vasco ha propiciado que las anchoas lleguen a muchos puntos del país. ¿Qué se puede hacer con anchoas? La respuesta es obvia, cualquier cosa. Desde disfrutarlas con un ‘chusco’ de pan para merendar hasta incluirlas en ensaladas, canapés, pizzas o incluso tartas. Un sabor único que te enamorará.
- Quesos
Un producto para acompañar a un buen plato de Cocido Montañés, por ejemplo, es el queso azul famoso en la zona de Bejes y Tresviso. Además de ser dos pueblos con encanto, de los que para llegar podrás disfrutar de una ruta por la montaña y la tranquilidad que solamente la conexión con la naturaleza directamente puede transmitirte, podrás hacerlo también de la nieve si es invierno y de los diferentes quesos, con especial atención al ya mencionado azul o “picón” cuyo sabor es único.
- Lo más dulce
Pero no solo de productos salados vive el cántabro; para desayunar, merendar o como postre puedes aprovechar la ruta para parar en Unquera y probar las famosas corbatas, visitar Santillana del Mar y comprar quesada o acercarte a Ontaneda a comprar unos sobaos y presenciar en directo cómo es su elaboración. Te aseguramos que si lo haces una vez, no tardarás en repetir.
- Orujo
Por último, tras una buena comilona habrá que bajarla en la sobremesa al calor de una “lumbre” de leña, con una buena conversación y la gente que quieres. ¿La mejor forma de hacerlo? Un chupito de crema de orujo. Una maravilla que no se puede explicar con palabras. Y si quieres pasartelo bien por la noche una buena copa de orujo de hierbas te animará cual macrodiscoteca en una fiesta de pueblo. Eso sí, nada de llevar el coche. Pasa la noche con amigos en una casa rural en un entorno idílico.
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