El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española recoge el término hojaldre como una “masa de harina con manteca o mantequilla, muy sobada y que, al cocerse en el horno, forma muchas hojas delgadas superpuestas”. Sin embargo, hay un lugar en el que es algo más que eso, algo más que un simple alimento delicatessen, hay un lugar en el que el hojaldre es cultura, tradición, sello de identidad. Ese lugar es Torrelavega.
La “Capital del Besaya” es una pequeña ciudad que se sitúa en el centro de Cantabria, en un cruce de caminos entre las regiones del norte de España y el núcleo de Santander con el resto de la Meseta. Una localidad industrial y humilde que, lejos de tener un patrimonio turístico notable, cuenta con un distinguido dulce reconocido y apreciado en gran parte del país.
Pasteles, tartas, emparedados, empanadas… son muchas las posibilidades que ofrece el hojaldre, pero sin duda alguna en Torrelavega lo tradicional son las polkas. La combinación perfecta del hojaldre con glasa real partiendo siempre de los mejores ingredientes posibles. El curioso nombre de este manjar viene del movimiento que las mismas realizan dentro del horno, cada una de las polkas “baila” sobre la plancha al tiempo que el hojaldre sube.
Hablar de hojaldre de Torrelavega es hablar de un producto referencia dentro del mundo de la pastelería, es hablar de Blanco, de Hojaldres, de Vega, Zapata, San Miguel y, como no, de Santos. Son muchas las pastelerías que abren sus puertas cada día en las calles de Torrelavega.
Los torrelaveguenses respiran olor a obrador de pastelería y son muchos los que visitantes que la ciudad recibe cada día en busca de los productos de sus maestros pasteleros. El mercado se abre día a día, tarta a tarta, polka a polka. Tal es el éxito del producto estrella local que una de sus firmas más reconocidas, la Confitería Santos, ha abierto un despacho en una de las zonas más visitadas de Madrid. Una apuesta en firme por ese mercado más allá de Cantabria que pedía a gritos el hojaldre de Torrelavega alrededor de España, por llevar la tradición de sus productos al resto del país. Una apuesta por el hojaldre, de Torrelavega, por supuesto.
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